Su excelencia…

Su excelencia…

 

   Su excelencia…

   En primer lugar, señalo a su atención que la razón por la que siempre debo dirigirme a usted con este llamamiento es por mi profundo respeto al abnegado Hombre con el destino difícil y al mismo tiempo honorable, enviado a este mundo para iluminar la oscuridad, hacer buenas obras con sus acciones, salvar a su pueblo de las dificultades, proteger a su patria.

   En los primeros años cuando usted llegó al poder, durante el desfile militar organizado en el verano de 2008 en la Plaza Azadlig (Plaza de Libertad) con motivo del Día de las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán, nuestros combatientes pintaron el cielo de la Plaza con los colores de la bandera nacional, como si el cielo dijera: “¡No estés triste, mi pueblo, no estás solo!”. En este momento mis ojos se llenaron de lágrimas y yo sentí su instinto de proteger a la patria, cuidar al pueblo que heredó del líder inolvidable Heydar Aliyev.

   He vuelto a experimentar el dolor del 20 de enero, cuando las calles de Bakú se ahogaron en un lago de sangre, recordé ese día lluvioso, cuando de repente me desperté con toda la conciencia de la amarga verdad de que estamos solos, sin líder, sin fronteras y sin estado...

   En el nombre de Azerbaiyán y los azerbaiyanos, en nombre de la restauración de la justicia histórica, en nombre de la victoria de la verdad usted estaba solo cara a cara con el mundo en las batallas de Justicia. Durante las frías batallas políticas en las que avanzaba paso a paso su determinación de asumir la responsabilidad por el honor y la dignidad del pueblo se demostró en todo su esplendor con su moderación y paciencia, su diplomacia profesional, libre y sincera… Y en los años pandémicos difíciles, cuando el mundo fue sometido a terribles pruebas, fue abandonado a su suerte se enfrentó a una implacable indiferencia y falta de derechos, su amor humano se escuchó en nuestro hogar, en nuestro corazón…

   Como resultado de todos estos sacrificios, de esta actividad reflexiva, decidida y tensa, Azerbaiyán, cuyos derechos han sido pisoteados, sus tierras han sido invadidas, su gente ha sido expulsada, su voz y su palabra no han sido escuchadas desde lejos durante muchos años y siglos, llega al plano internacional como un país de rica cultura nacional y un potencial humano, con una poderosa fuerza política, económica y militar. El mundo nos vio y nos reconoció desde otro ángulo.

   Y vimos mucho más tarde que, el hecho de que todos estos eventos revolucionarios de 18 años, que cambiaron el estatus social nacional de Azerbaiyán y los azerbaiyanos, el paisaje del país, el nivel de vida gracias a las reformas fundamentales y obras de construcción, son un inicio del camino que condujo a victorias aún más grandiosas e históricas. Entendimos este hecho cuando el poderoso ejército azerbaiyano equipado con municiones modernas se precipitó a las profundidades del cielo invisible cuando subimos como un dragón que arroja llamas… Fueron los días inolvidables llenos de alegría y lágrimas, cuando uno por uno recibimos noticias de la victoria de Fuzuli, Jabrayil, Zangilan, liberados de la ocupación. Esas noticias para nosotros estaban al borde del sueño y la realidad…

   Esas noches, cuando frente a la pantalla estábamos esperándole a usted, nuestro Comandante Supremo, como si estuviéramos esperándole a nuestro padre de familia para esconderse de nuestros miedos... Y usted, venía para destruir el síndrome de derrota triste, que se ha asolado en nuestro subconsciente a través de las tragedias nacionales de muchos años, para borrar de la memoria para siempre toda incredulidad y desesperación... Usted llevaba una pesada carga de la guerra patriótica sangrienta y formidable, sentía dolor por los héroes muertos… Cuando usted proclamaba con seguridad los nombres de las ciudades, los pueblos liberados, curó las almas de sus conciudadanos... El Día de la Victoria, abrió los brazos a Shusha, sacude y despierta el espíritu nacional de todo Azerbaiyán, que se ha petrificado a lo largo de los años…

   ¡Estimado Señor Presidente!

   Esta gran victoria, lograda con gran paciencia y perseverancia, paso a paso, su política profesional, trabajo sistemático desinteresado, perseverancia y dedicación del victorioso ejército azerbaiyano, es un hecho histórico y es la parte más gloriosa de nuestra historia nacional, que completó una triste cronología con la ocupación de Karabaj a fines del siglo XX. Creo que esta Página de Honor, que cambió el destino de todo un país y de todo un pueblo, en la víspera de su cumpleaños número 60, es uno de los secretos mágicos del Creador Todopoderoso que se apiadó de Azerbaiyán, eligió y envió al hombre más grande en el que cabía todo un país... 

 

¡Alabado Sea El Señor Todopoderoso! ¡Felicitaciones por sus 60 Años de Gloria, llenos de generosidad, buena voluntad y luz!

Con profundo respeto,

Escritora popular Afag Masud          

 

 

 

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