Los mártires del 20 de enero en la memoria de los testigos
Pasa 29 años después de los acontecimientos sangrientos del 20 de enero, que dejó una huella indeleble en la memoria del pueblo de Azerbaiyán. Este acto despiadado de agresión de los vehículos militares del régimen totalitario soviético contra la población civil fue adoptado como un crimen grave del mundo contra la humanidad.
La sangrienta historia de 1990, en la noche del 19 al 20, las fuerzas especiales y las tropas internas del ejército soviético se introdujeron en Bakú, se cometió la crueldad y la atrocidad invisibles contra la población civil de Azerbaiyán.
Como resultado de la entrada ilegal de tropas a Azerbaiyán, en Bakú y en las zonas de la República 147 de las personas murieron y 744 resultaron heridos. Los militares usaron las balas incendiarias, como resultado del fuego fueron destruidos 200 apartamentos, 80 vehículos, entre ellos ambulancias, además bienes públicos y personales. Entre los muertos se encontraban mujeres, niños, ancianos, médicos y policías.
Los médicos azerbaiyanos, que estaban en el turno, recuerdan así los trágicos acontecimientos de esta terrible masacre contra el pueblo azerbaiyano...
Vugar Yusifzade – médico del Hospital Clínico № 1 (entonces hospital Semashko):
“La noche de 20 de enero yo estaba al lado del cuartel de Salyán. Los tanques salían del territorio de la escuela militar, en sus escotillas había los jóvenes soldados. El oficial se acercó a nosotros y nos pidió que demos paso a los tanques. Nos sentamos en la acera frente a la escuela. Entonces los soldados nos tiraron unas granadas de humo. Cuando el viento destruyo el humo nos vimos que a una distancia de 50 pasos de nosotros estaban los soldados. Se oyó la orden del oficial y chasquearon los disparadores de las pistolas.
Los soldados con los gritos de "¡Hurra!", "Adelante" arremetieron contra el grupo de cerca de cuarenta personas incluidas las mujeres también. Hubo pánico y empezamos a correr. Se oyeron disparos detrás de nosotros, varias personas resultaron heridas. Me las arreglé para esconderme entre los arbustos y vi con mis propios ojos a los soldados acercándose a los heridos y golpeandolos con la culata de la escopeta. Por lo que abrieron el camino, luego los tanques entraron en acción aplastando a personas tiradas en el suelo”.
Eldar Aliyev – médico-anestesiólogo del Instituto de Cirugía Experimental y Clínica:
“Tan pronto como empezó tiroteo en la ciudad, muchos de nuestros cirujanos que tenían coches privados inmediatamente vinieron al trabajo. Los heridos comenzaron a ingresar después de la una de la noche y la primera operación se llevó a cabo a las dos de la noche. Toda la noche llevábamos a cabo las operaciones de cirugía una tras otra. Por la mañana nos enteramos de que la situación fue similar en otros hospitales centrales de la ciudad”.
Dzajangir Huseynov – entonces médico principal del Hospital de Emergencias Médicas:
“El 20 de enero 176 heridos ingresaron a nuestro hospital. Durante dos días se llevaron a cabo operaciones quirúrgicas.
Este hecho basta para demostrar la información falsa emitida en aquel momento por las noticias oficiales de Moscú, diciendo que durante la entrada de las tropas soviéticas en Bakú, el número de heridos era de sólo cien personas.
Además de los heridos, los cadáveres de las personas también fueron ingresados al hospital. Por la mañana del 20 de enero trajeron 30 cadáveres. Además todos los días alguien murió entre los heridos”.
Nushaba Asadzade – médica-terapeuta:
“Recopilaban los cadáveres en el baño, y luego transportaban a la morgue. Cada momento aumentaba el número de los heridos. En todas consultas, incluso en las salas de vendajes y en las salas de recepción se llevaban a cabo las operaciones de cirugía. Porque ya no había espacio. El 20 de enero y en los siguientes días crecía el flujo de heridos”.
Adalet Rustamov – Cirujano del Hospital de Emergencia:
“El 20 de enero a las 00:30 de la noche las luces se apagaron en el hospital. Nosotros encendimos unas velas para llevar acabo las operaciones de cirugía, luego trajeron una lámpara de queroseno. Afortunadamente, el hospital tenía su propio generador y pronto pudimos activarlo”.
Huseynov D. – cirujano:
“Ya hace 35 años que llevo a cabo las operaciones de cirugía, he visto muchas cosas en este mundo, pero no había visto tales heridos a lo largo de mi vida. Fueron destruidos no sólo los órganos internos de los heridos ingresados el 20 de enero, incluso los huesos por una sola bala”.
Fuad Aliyev – patologoanatomista:
“El dìa de 20 de enero 85 cadáveres fueron entregados a nuestra morgue. 75 de ellos fueron disparados en el hombro, dos de ellos murieron de tortura con objetos contundentes, seis de ellos habían sido aplastadas por un vehículo blindado, dos de ellos murieron de heridas de cortes y heridas penetrantes, es decir, fueron asesinados con herramientas afiladas. Seis balas fueron disparadas al uno de los muertos. Está claro que el objetivo era destruir a toda esta población civil”.
Fuad Abdullayev – médico del Hospital Clínico de Mirgasimov:
“Yo estaba de guardia esa noche. Vi que los militares no permitían a nuestros médicos y enfermeras acercarse a los heridos y muertos.
En frente de nuestro hospital y en las cercanías del entonces monumento al XI Ejército Rojo eran muchos heridos y muertos, aquí la población fue atacada más que nada”.
Jahangir Atakishiyev – médico-urólogo en el mismo hospital:
“Fuad y yo estábamos de guardia en el departamento quirúrgico. Cuando empezó el tiroteo yo subí a la azotea del hospital. De allí eran claramente visibles los tanques que rodeaban en frente del monumento al XI Ejército Rojo y abriendo fuego y aplastando a la gente, aquellos tanques se dirigían a varias avenidas de la ciudad. Muchas personas murieron en frente del monumento. Por las personas reunidas no hubo ni una bala contra los tanques. El número de víctimas fue mayor, porque la plaza en frente al monumento fue grande y no había ninguna posibilidad de escapar de los tanques. Tan pronto como los tanques se retiraron, nos apresuramos a salvar a los heridos. A partir de la media noche nuestro hospital comenzó a recibir heridos. Además de los heridos por las armas de fuego, también hubo heridos que se registraron tales síntomas como vómito, lagrimeo, tos con sangre, ataques de asfixia que mostraron la intoxicación por gas. Después de que se hizo una incisión con el escalpelo en el abdomen de uno de los heridos, la habitación estaba llena de gas venenoso. Tuvimos que suspender la operación para ventilar la habitación. Trabajábamos hasta la mañana, el número de heridos se redujo sólo al amanecer.
Durante la entrega de los heridos al hospital, una de nuestras enfermeras estuvo bajo fuego enemigo. Entonces 38 heridos fueron entregados a nuestro Departamento, seis de los cuales murieron antes de la operación, dos murieron durante la operación. Esa noche 40 heridos fueron entregados al Departamento de Traumatología. Todos eran muy jóvenes, el mayor tenía 30 años”.
Gasimov M. – entonces médico jefe del Hospital Republicano:
“El 21 de enero en el hospital se acabaron los vendajes, antibióticos y analgésicos. Sólo no había problema con la escasez de sangre, el 20 de enero, por la mañana temprano multitud de personas llegaban a la estación de transfusión de sangre. También hubo quienes vinieron a nuestro hospital a donar sangre, además nuestros médicos y enfermeras dieron mucha sangre. Nuestras colegas de Agsú, Beylagán, Shamají y de otras ciudades del país nos proporcionaron medicamentos y otros materiales necesarios para las operaciones. No había ayuda de Moscú y de otras ciudades de la URSS. El 25 de enero entre tantos heridos sólo 3 se quedaron heridos en la unidad de reanimación y el resto fue trasladado a las salas. Por lo tanto todos los esfuerzos se han dirigido a estar preparados para los posibles ataques nuevos de las tropas soviéticas.
Los médicos creían que la probabilidad de un ataque era muy alta. El día 20 de enero cerca de tres mil personas acudieron a nuestro laboratorio para donar sangre. Tomamos sangre de 145 personas y los otros enviamos a los bancos de sangre públicos”.
Soltan Aliyev – entonces médico jefe adjunto del mismo hospital:
“El 20 de enero establecimos 31 equipos que no consiste únicamente en enfermeros del turno de noche de los departamentos, sino también en médicos y enfermeras. Tenían que estar de guardia en el hospital por turno día y noche. Todos los principales hospitales de Bakú continuaron con este horario. Aumentamos las reservas de medicamentos, analgésicos, materiales quirúrgicos estaban listos para una nueva afluencia de heridos. Afortunadamente, no sucedió. Sin embargo, quisiera señalar que si no se hubiera llevado a cabo el proceso de preparación para una nueva afluencia de heridos, el estrés que nuestros médicos y nuestras enfermeras hubieran sufrido aumentaría aún más”.
P.S. A estas palabras del testigo sólo se puede añadir que, es verdad que, los horrores del 20 de enero que se produjeron en frente de los funcionarios de salud eran tan crueles, que ellos sufrieron estrés muy fuerte. El único alivio de este estrés fue la alta preparación para un posible nuevo flujo de heridos.
Shirin Manafov
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