La famosa escritora azerbaiyana, Afag Masud, envió una carta al presentador de televisión ruso, Vladimir Pozner, en relación con sus pensamientos sobre los azerbaiyanos, expresados en la Televisión Pública de Armenia
A Vladimir Pozner, el autor del programa Pozner, emitido en el Primer Canal ORT en Rusia
Estimado Vladimir Vladimirovich:
En primer lugar, quiero señalar que le escribo con sinceridad, desde mi corazón. El hecho es que recientemente, casi por casualidad, en las redes sociales me he topeado con su declaración sobre el deseo de visitar el territorio originalmente antiguo de Azerbaiyán, Karabaj, además que su corazón, en contra de los azerbaiyanos, pertenece a los armenios, y así sucesivamente.
Francamente, me sorprendió desagradablemente, porque no entendía la razón de toda esta irritabilidad. Primero, quiero que sepa que ha sido muy respetado en Azerbaiyán. Creo que hasta el día de hoy está altamente considerado y le quieren como una persona talentosа y sobresaliente, como un presentador de televisión, dotado de una mente analítica y aguda, por la capacidad de identificar la verdad de manera clara y justa, para evaluar correctamente las situaciones y los eventos. Parecía también, no tenía ninguna asociación negativa relacionada con Azerbaiyán o con los azerbaiyanos. En este caso, no entiendo muy bien las razones de su sarcasmo inesperadamente inapropiado sobre los azerbaiyanos, o de cómo se ríe al entrar en algún tipo de “lista negra”. Tampoco entiendo el llenado reactivo de las redes sociales con estas expresiones inapropiadas, casi como es una victoria triunfal sobre Azerbaiyán.
Tampoco me queda claro el motivo de una declaración tan demostrativa e infantilmente ingenua de que su corazón pertenece a los armenios. Perdón por ser franca, como si no fuera usted, no fuera Pozner, que se distinguía por la sabiduría, quien cuidadosamente hurgaba en las palabras y en los pensamientos, en quien confiamos, a quien escuchamos, a quien respetamos y valoramos por la mente brillante, por su buen corazón durante muchos años.
No lo culpo, quizás no hubo tiempo, o simplemente no hubo un deseo de interesarse más profundamente en la historia de Karabaj, cuyo nombre en Azerbaiyán significa Jardín Negro, debido a los frondosos y densos bosques que se vieron desde lejos con rayas negras. Puede ser que no haya sido posible mirar también los mapas antiguos, familiarizarse estrechamente con cientos de documentos que confirman las verdades y los hechos innegables que afectan la historia de Karabaj. También entiendo que está demasiado ocupado: trabajo, creatividad, reuniones, viajes ... Y también el tiempo pasa rápido, tiene mucho que hacer, su libro ha sido publicado en Armenia, con lo que lo felicito. Es una gran celebridad, pero creo que estará de acuerdo conmigo en que ninguna regalía le da a nadie, y también a usted, el derecho a expresarse tan superficialmente, demostrativamente con poca seriedad algunas opiniones subjetivas con un sarcasmo, hablar de la gente, que tiene la historia y la cultura más profundas, hablar sobre el problema que es doloroso para esa gente. El problema es de las tierras robadas por medios invasivos, de los derechos civiles y humanos que son gravemente violados, de los cientos de compatriotas, las mujeres, los niños inculpables, los ancianos masacrados por los armenios, a quienes pertenece su corazón. Además cientos de las personas continúan vivir hasta el día en cautiverio y sometidos a torturas y humillaciones diarias en el mismo Karabaj, que desea visitar.
Lamentablemente, no es la primera, creo, y tampoco la última pérdida para nosotros en su cara. Aparentemente, la humanidad está condenada a forcejear en las olas de un tiempo inexorablemente acelerado, como la leche, batida en un caldero gigante, dividiéndose en manteca y sedimentos fangosos que se depositan en el fondo. En los últimos años, tenemos que presenciar el mismo hundimiento a nuestro alrededor: asesinados durante la vida, molidos, aplastados en el remolino de una sociedad despiadada, que ha tragado un número infinito de mentes brillantes, talentos agraciados, los más grandes creadores de escritura, ciencia y arte ...
Cuídese, señor Pozner. El tiempo es despiadado, y no perdona a los injustos.
Afag Masud
Escritora de Azerbaiyán
Bakú, el 30 de mayo, AZERTAC
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