Las personalidades que hacen vivir a la historia

Las personalidades que hacen vivir a la historia

...Mi tío trabajaba por las noches. Yo no lo había visto trabajando durante el día. Pero cuando yo me despertaba a media noche oía como él se paseaba en su gabinete de ida y vuelta y oía sus pasos. A veces venía la voz de kamanchá de su despacho: mi tío podía tocar la kamanchá y tocaba bien.

A veces organizábamos concierto en casa. Anvar tomaba el clarinete, mi tío tomaba la kamanchá y Midhat tomaba el tar. Y a veces Jan Shushinski venía a nuestra casa.

...Mi tío era muy atento y cuidadoso. Recuerdo un acontecimiento como si ha sucedido ahora; el viento había roto líneas eléctricas en la calle, me había pegado la corriente eléctrica... No lo habían dicho a mi tío; entonces él se descansaba en Bordshomi. Pero no sé como pasó pero él había oído sobre esto. Resulta que, uno de los periódicos había escrito sobre esto en la crónica de los acontecimientos y mi tío había vuelto como ha leído la noticia. ¡Cuanto nos había regañado!...

...Su palabra favorita era "después de todo". Cuando nos prohibía algo entonces decía: "¡no puedes hacerlo!". Y a nosotros nos gustaba articular esta palabra una y otra vez la que oíamos de él. Y nosotros estábamos tan acostumbrados que una vez alguien de nosotros utilizó palabra "después de todo" mientras estaba hablando en ruso. Mi tío estaba muy enojado, él no toleraba el discurso mezclado, exigía hablar o en ruso puro o en azerbaiyano puro.

...En ese momento, la oficina editorial de la revista "Molla Nasraddin" se encontraba en la casa de mi tío. Nosotros ayudábamos a empaquetar las revistas, pegábamos con pegamento los paquetes de números frescos. Nos sentíamos orgullosos de eso y alardeábamos de "direcciones" que escribíamos sobre los paquetes: Irán, Tiflis, Kazán. Y mi tío tomaba en serio nuestro trabajo y alguien que mostraba especial celo le siempre daba dinero aunque poco.  Recuerdo que una vez fuimos a Zagatala con mi tío. Era demasiado lejos, parecía que el camino no tendrá fin. Por último llegamos. Y recuerdo que pasamos la noche no en un hotel sino en la casa de alguien. Yo no supe por qué. Estaba tan cansado que recordé sólo el camino en este viaje...

Después de unos años cuando estaba leyendo el relato "La almohada doble" de Mirza Yalil me acordé de la visita a Zagatala...

El relato comienza así: "El 23 de agosto para mi fue claro que los exámenes en la Escuela de Pedagogía de la ciudad de Zagatala deben comenzar pronto. Al oír esto vine a la estación de Yevlaj con mi hija el 24 de agosto". Y más tarde la señora de la casa en la que vivían mi tío, ya el anciano y su hija aún muy pequeña, preparó para ellos una cama y puso dos almohadas, una al lado de la otra, porque pensó que eran marido y mujer.

¡Esta era la costumbre de la época!

Esa chica era yo...

Tía Pakiza habló mucho de sí misma y del gran escritor. Mientras estaba escuchando a ella yo estaba pensando: hay mucho sentido en pequeño detalle de la casa y en cada caso ordinario y no se debe memorizar sólo los nombres, las fechas y los acontecimientos principales del pasado, sino que sus detalles convincentes y vivos son del pasado también.

La historia renace sólo de este modo y se traslada a las almas...

 

 

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